Estamos inmersos en un mundo globalizado, vivimos en la era de la tecnología, donde se han alcanzado logros asombrosos, pero aún no lo hemos visto todo: la computación cuántica, que en los últimos años ha dado pequeños —pero importantes— pasos de la mano de grandes empresas, promete revolucionar casi todo lo que conocemos.
Científicos de la Universidad de Melbourne, en Australia, establecieron recientemente un nuevo récord mundial en simulación de computación cuántica, logrando una potencia de 60 qubits en una computadora clásica.
El resultado es revelador y ha demostrado la capacidad de procesamiento posible, que equivale a la de alrededor de 18.000 Petabytes (o más de 1.000 millones de laptops).
Comprender las implicancias de estos resultados es bastante complejo. Interviene la física y la matemática y es el futuro de la computación. Se trata de una mejora a dimensiones hace unos años impensadas de la forma en la que hoy se almacena y procesa la información.
En un mundo binario de unos y ceros, los ordenadores cuánticos serían como los Albert Einstein de la informática, cerebros electrónicos maravillosos, capaces de realizar en unos segundos tareas casi imposibles para una computadora clásica.
La multinacional IBM será la primera en comercializar uno de estos prodigios de la tecnología, el Q System One, un cubo de cristal de unos 3 x 3 metros y 20 qubits que fue presentado en 2019.
¿Qué es la computación cuántica?
Esta parte de la informática se basa en los principios de la superposición de la materia y el entrelazamiento cuántico para desarrollar una computación distinta a la tradicional.
Desde el punto de visto teórico, sería capaz de almacenar muchísimos más estados por unidad de información y operar con algoritmos mucho más eficientes a nivel numérico, como el de Shor o el temple cuántico.
Esta nueva generación de superordenadores aprovecha el conocimiento de la mecánica cuántica —la parte de la física que estudia las partículas atómicas y subatómicas— para superar las limitaciones de la informática tradicional.
Esta tecnología permite realizar multitud de operaciones simultáneas y eliminar el efecto túnel que afecta a la programación actual en la escala nanométrica.